domingo, 3 de julio de 2011

Un museo diferente

La propuesta de hoy es para los viajeros que aprovechando estas vacaciones se dejen caer por la capital belga, porque a tan sólo 15 km. y por acceso en tram urbano, (más en concreto la línea 44 desde la estación Montgomery) se encuentra la localidad de Tervuren que alberga el Museo Real de África Central.

Entrada del museo
El museo está dentro del palacio que el rey Leopoldo II mandó construir tras la Exposición Universal de 1897 y que con el tiempo se ha ido convirtiendo en lo que hoy vemos, uno de los institutos de investigación sobre África más importantes del mundo, no se yo si será para compensar todas las maldades y atrocidades coloniales que cometieron en la época colonial, las cuales, por cierto, documenta muy bien la novela El sueño del Celta de Vargas Llosa en su primer capítulo. 

 Sea por lo que sea la verdad es que es un museo muy completo, porque no sólo nos muestra las piezas artísticas más destacadas de la zona central de África, sobre todo de la República Democrática del Congo, sino que estas muestras engloban también instrumentos musicales, flora, fauna, sobre todo insectos disecados que aunque a mi me den un poco de asquito son un elemento curioso y más si la visita se hace con niños, pues la hace más amena. 

Una de las vitrinas con mariposas
El día que fuimos a visitar el museo había cantidad de familias belgas con los niños todos ensimismados con las mariposas y los escarabajos. Además cuenta con otra zona con reproducciones de animales en su hábitat.

En cuanto a las piezas artísticas propiamente dichas destaca la gran variedad de máscaras, cuya importancia es vital en las sociedades africanas ya que están asociadas a momentos importantes de la vida de sus habitantes y conllevan no sólo la talla que vemos expuesta sino todo un vestuario, un ritual, un ceremonial e incluso una música, en fin, toda una cultura popular que no dista tanto en significado de nuestras fiestas en la cultura occidental.

Algunas de las máscaras
Destacan también las figuritas y tallas de los ancestros, de gran importancia en las culturas africanas y lo que conocemos como fetiches y nkisis, a los que se les atribuyen cualidades curativas con ciertas sustancias que el  hechicero deposita en su interior.

Instrumento musical

Pero el museo no acaba ahí, ¡ni mucho menos!, en los alrededores podemos disfrutar de amplios jardines en lo que antiguamente era el coto de caza privado del palacio y que comunican directamente con el fôret de Soignés, un gran pulmón verde que comunica la capital con localidades cercanas.

Una fuente de los jardines alusiva a la actividad colonial de Leopoldo II

En fin, se trata de una estupenda opción para aquellos que os dejéis caer por Bruselas y a los que os apetezca una visita distinta y, en general, no muy conocida por los turistas que normalmente se dejan llevar más por el encanto de otras ciudades belgas como Brujas y Gante.

El museo desde los jardines
Y para hacerlo más atractivo los primeros miércoles de cada mes la entrada es ¡gratis!. 

2 comentarios:

  1. Tengo la suerte de conocerlo también, y la verdad es que es muy recomendable. Los exteriores del museo son si duda para perderte....

    Saludos

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  2. Muchas gracias Xipo. La verdad es que es una suerte que haya sitios así.
    Saludos

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